por JORGE IVÁN AGUDELO // Avanzando en su diario, Piglia sentencia: para leer hay que aprender a estar quieto. Y los protagonistas de la foto, que a su manera también leen, detenidos en 1962, en su infancia, se mueven, o, para ser más precisos, parecen moverse, expresar bellos desacomodos, gestos sin cálculo, contrarios a lo uniforme o a las poses.

