Una movilización popular convocada por cantantes e influenciadores se tomó las calles para exigir al gobierno resultados en materia de seguridad, justicia y atención en salud. La policía nacional y el gobierno departamental desconocieron la voz de los manifestantes que se plantaron frente a las sedes institucionales durante la jornada de protesta del 15 de marzo. El hartazgo se podía tocar. La violencia en San Andrés, una realidad encubierta en la narrativa del paraíso, y la débil institucionalidad habían cobrado la vida inocente de Hety, parte del dúo de música urbana Hety & Zambo, un líder comprometido con ser un referente para los jóvenes de la comunidad raizal y creole. Muchos de sus trabajos, en dúo o como solista, como Around di Block, Mama Don’t Cry y Why War, conmovieron a los manifestantes hasta las lágrimas.
El bloqueo temporal del aeropuerto internacional Gustavo Rojas Pinilla forzó finalmente la presencia del gobernador, Everth Hawkins Sjogreen, y de la comandante de la policía, la coronel María Elena Movilla. Para desbloquear el aeropuerto, las instituciones ofrecieron un espacio de diálogo el 17 de marzo que al final, con la indignación ambiente, derivó en el bloqueo de dos avenidas principales, la 20 de Julio y la Newball. La sensación era que el duelo por Hety escalaría en disturbios y caos. En esa jornada extendida la movilización recogió también el reclamo de familiares de otras víctimas de la violencia que luego de años no han podido acceder a la verdad.
Ese 17 de marzo, Zambo Arigan Forbes, compañero de carrera de Hety, hizo presencia en la Avenida Newball con un mensaje de la familia Pérez Hooker que pedía levantar bloqueos y no convertir el duelo en zozobra para la isla. Un grupo de voceros, reunidos con el gobernador, acordó desbloquear las vías con la condición de abrir espacios amplios de diálogo.
Rumores de amenaza contra los artistas más visibles de la manifestación y panfletos digitales no tardaron en aparecer. Cabezas de organizaciones criminales advertían a la comunidad de San Andrés que habría más muertes, resultado de la guerra entre familias vinculadas al narcotráfico. El jueves 18 de marzo, en hechos que aún no se han esclarecido, apareció el cuerpo sin vida de Luis Carlos Bustamante, bailarín y activista de la comunidad LGBTIQ, quien trabajaba como vigilante en el sector de la Cueva de Morgan. Días después una mujer fue herida con arma de fuego en pleno sector turístico, en la vía peatonal de Spratt Bight, en horas de la tarde.