Número 129 // Junio 2022
Los deseos electorales pueden ser peligrosos. Aquí están los resultados de los talleres de Quiero un_ president_ mezclados, revueltos, embriagados, traslapados uno sobre otro. Prendidas ya las maquinarias deseantes a la espera de confirmar las aspiraciones y los anhelos poéticos hasta que las urnas nos separen.


Quiero un_ president_

 

Quiero une presidente que se dé besos en público. Una persona que no le tiendan su cama y sepa cuánto vale una docena de huevos. Quiero una presidenta que cuide a los niños de su cuadra, una mujer dueña de una olla comunitaria. Alguien que sepa a qué huelen los bebés. Que haya tenido que encerrar a su hijo de ocho años para cuidar a otro niño de ocho años. Quiero un presidente que tenga un vecino desaparecido, que sienta miedo y ganas de llorar, que esté cansado. Une presidente que promueva la reparación y no la venganza. Que le haga un funeral a cada víctima, que les rinda honores con una coreografía militar sin armas, un gobierno de nueve millones de bailes. Una candidata mamá con un hijo de diecinueve en una primera línea, cualquier primera línea: del ejército, de la protesta, del esmad. Alguien que salga a marchar y cante Bella Ciao y llore vencido por los gases lacrimógenos. Quiero una puta de presidenta, que de pronto pare y diga “hay un color extraño en el cielo”. Un candidato que sepa qué es el placer y qué es el consentimiento. Unx presidente que use Grindr y busque el amor en Tinder -en tiempos de asesinato gay-, que no sea macho ni facho, que use ombliguera. Quiero une presidente que sea un poema desestructurado, que se haya cambiado de sexo en la cédula. Un presidente suicida que se mate cuando sea electo, que no quiera serlo porque no cree en la democracia. Alguien que tenga alzhéimer y se olvide que es presidente. Que no crea en Dios, pero nade con un niño wayúu en algún río del Chocó, que se conmueva ante el páramo. Quiero un presidente que cuide la selva como la Madremonte. Quiero un río de presidente y los árboles del bosque como vicepresidentes. Un río que sepa dónde están los cuerpos y sepa llevarlos a nuestras orillas. Quiero que gobierne una montaña, como antes.

TALLER EXPLORA


Quiero un presidente con la piel quemada de sembrar papa, que tenga la cara y las uñas llenas de tierra. Que coleccione puñaladas, que alguna vez haya pedido un domicilio a la Lonchería Maracaibo y haya tenido que hacer vaca para pagarlo. Quiero un presidente que sepa escoger aguacates, que vaya a la Placita de Flórez y que conozca con nombre propio a los vendedores. Quiero un presidente que se haya limpiado el culo con papel periódico, que se le haya vencido la cuenta de la luz y que haya estado colgado como un salchichón unos tres meses. Quiero un presidente que juegue billar y tejo, que pase el aguardiente con pola. Quiero un presidente que remiende sus calzones con hilo de otro color, que se vista de la ropa que hereda de sus primos o tíos. Una presidenta que pierda el sentido del tiempo, que salte la cuerda llevando coletas, que se suba a un árbol y llore por el raspón de rodillas. Quiero un presidente ingenuo y bohemio, que baile aunque no sepa bailar y que sufra diariamente por pendejadas. Quiero un presidente jíbaro y que los subsidios sean de su cosecha orgánica. Quiero un presidente que se haga la coca del almuerzo en la mañana y se la coma fría por la tarde. Quiero un presidente que hable desde el amor, desde ese amor por una cerveza.Un presidente de Bar y no de Var. Un presidente que se tome una mediecita responsable, con naranjita picada de pasante en El Guanábano. Quiero un presidente que se parche en el Periodista, que cree historias cotidianas y contemple la vida. Un presidente gozón, que haya leído la ética de Espinoza. Quiero un presidente que haya tenido que levantarse a las 3:00 a. m. para ir a solicitar una cita médica y que se la den para dentro de ocho meses. Quiero un presidente que en sus tiempos universitarios solo haya tenido para comprar una empanada para el almuerzo y que haya tenido que devolverse para su casa a pie. Quiero un presidente trans no binarie, follone, sabroso y libertino, que dirija las tropas en tanga y la economía descalzo. Que tenga claro que lo único que existe es la belleza.

TALLER ETÍLICO EN EL GUANÁBANO

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