El placer de las pequeñas cosas
La Piel en Primavera de Yennifer Uribe
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Por JONHATAN ACEVEDO ESCOBAR
Hace un mes se estrenó en salas de cine La Piel en Primavera, una película colombiana escrita con honestidad, que retrata la belleza de lo simple y el placer de lo cotidiano.
¿Por qué vale la pena ir a verla? La historia es sencilla pero profunda. Sandra es la nueva vigilante de un centro comercial. Es cabeza de hogar y madre soltera de un adolescente. Vive en un barrio popular y ese nuevo trabajo expande su círculo social y le da otra perspectiva del mundo. Sus ires y venires en el transporte público rompen con la cotidianidad de su vida. Su hogar, su trabajo y su barrio empiezan a dialogar mientras viaja en bus. Eso es esta historia: Un montón de cotidianidades juntas que se expresan en un COONATRA a medio día, en comerse la coca del almuerzo en una oficina fría y encerrada, o en las escaleras que hay que subir para llegar hasta la puerta de su casa.
10 años tardó esta película en ver la luz, y es evidente cómo el tiempo hizo que Yennifer escribiera un personaje impecable. Sandra es una mujer imperfecta y eso la hace memorable. Refleja la realidad de muchas madres jóvenes que quieren romper esa caricaturización de madre-paisa-abnegada. Acompañada de otras mujeres que le muestran otras formas de explorar su deseo, se escapa de ese canon con un escote, un perfume, un brassier o un lubricante. Poco a poco se permite explorar otras posibilidades, otros amores y placeres. En un baile sola, en el disfrute de una comida, en su propio cuerpo.
La Piel en Primavera es una película de amor, corazones rotos, soledades, amigas, y deseos. Yennifer hizo una celebración de la mujer, del cuerpo, del placer, de lo popular y lo cotidiano. De salchipapas en una esquina, de fiestas en terrazas, del almacén del barrio, de silencios colectivos. Pero sobre todo, de música que nos aterriza en una Medellín reguetonera, guasquera, y por supuesto, salsera.
Esta película es una bocanada de aire fresco para el cine colombiano acostumbrado a enmarcar la vida popular colombiana como la peor de las tragedias humanas o como un chiste flojo que llega al mismo lugar de siempre. Vayan a verla. Estoy seguro que saldrán con una cosita alumbrando el corazón, mucha salsa rondando en la cabeza, diálogos icónicos y con ganas de enamorarse otra vez. Especialmente del placer de estar vivos.
P.D.: Andrea, la amiga de Sandra, es un personaje tan potente que podría tener su propia película. Salí enamorado de su historia y de la actriz que le dio vida.