Periódicos versos

Y fui en busca de la imagen

como San Juan de la Cruz buscó

su medio cuerpo raptado

convidado por la noche

Había llovido recuerdo

y era el 2008 preciso   

el periódico estaba servido

a los pies de la piadosa imagen del niño

de la guanábana criatura   

y yo sin un quinto en el bolsillo

Apenas una esquirla de sombra

asomaba en mi mentón

un espartillo en el labio superior

párvulo punkero bamboleábase 

y decoraba mi sonrisa y mi dolor   

Osé atravesar el frontispicio

tomé un periódico con la mano buena y ninja

y como si nada por un resquicio me escabullí

entre los contertulios hacia las afueras

En proclive sombra del Caucho humeante

hice un carrizo espeluznante

ojeé en el Periodista Parque las páginas

impresas en las entrañas La Patria

No sabría yo en esa tierna noche de edad inocente

que después de unos años

quince para ser más elegante

trabajaría hombro a hombro en esta edición itinerante

con hombres y mujeres probos

y borrachos y vagos casi indigentes

Con alevosía leí los números

y repetí el performance de ir cada luna

aceitando mis pezuñas por el impreso por eso

de mantener las bellas costumbres

a la vieja usanza entre estas cumbres

Hoy ya rico y poderoso

le deseo al Centro del Universo

otros quince años de efugios y controversias

y en honor a los que desfilaron

por los desfiladeros de sus páginas

les dedico estos fastuosos versos

Santiago Rodas

I

Nos inclinamos

para secarte

y calzarte.


Te ayudamos

a maquillarte

y vestirte.


Cantamos, pintamos, leemos.


Jugamos, deambulamos, oramos.                           


Alisamos el ser

como un guijarro.


A esta curva 

que nos regresa a la tierra

le decimos amor,

le decimos dolor,

le decimos la épica de los microactos,

lo atroz atroz,

lo atroz delicado, 

lo atroz llevadero.


II

Ad portas

de la eternidad,

vital y vegetal,

la rica viejecita

tiene 43 plantas

floreciendo en el balcón.



III

Rocío su cabeza

con un atomizador.


En Girardot

la temperatura promedio

rebasa los 30 °C.


Luis Tejada vino aquí

a fines de 1924

buscando curar sus males

y a los quince días expiró.


Regamos a mamá

con agua helada 

para que junto a sus 43 plantas

disfrute estas bodas

del cielo y el infierno.



IV

Aves del paraíso,

las heliconias

que trasplantamos                   

proliferan.


Los colibrís

las visitan.   


Aves lactando aves,

feria de néctar y polen,

bienaventuranza,                                        

summa cum laude

en jardinería.



V

Remontando

la ladera, 

la silla de ruedas

mi madre y yo

somos una muda

una lenta

una sola sombra larga.



VI

Y el cielo azul,

el firmamento empozado

en sus gafas negras.

VII

A falta de sosiego, 

a falta de luz

en las palabras

bueno es el tacto.


Ciegas aprendices,

las manos recorren

lunares y manchas,

tensiones y rasguños, 

tendones y cartílagos.


Con imperfectas manos

moldeamos tu torso.


Con aceite de almendras   

preservamos tu lozanía.



VIII

10 p. m.

Las prótesis en el vaso.


50 mg de trazadona, 

cuatro gotas de pasiflora

y dos de rivotril.


Buenas noches, madre.


Somos tus hijos.


Los dedos

de la mano nudosa y trémula 

que te sostiene.



IX

¿Despiadado yo?


¿Y la enfermedad y la vejez?


¿La vida, la muerte?


La corona de Cristo

despunta en el balcón

y en su lecho

mamá es un cuerpo en pena.


Despiadada la existencia,

despiadada la poesía.



X

¿Cuánto tiempo más así?


Horas que parecen días,

días que parecen noches.


Parí y crie.

Até y desaté.

Amé y desamé.


Soy fanática de tu obra, Señor.


Alabo

el trinar de las aves,

su vuelo, tus cielos.


Entrelazo las manos

y giro los pulgares

a la par del universo.


Agradecida, agotada, maltrecha,

reclamo tu atención.


Ahora que soy inflexible jaula,

exímeme,     

gradúame de agonías.    


Con tu venia

batiré las alas

y haré mutis 

más allá del sol.

*Poema del libro El inmortal, editorial Abisinia, 2021.