Clarín dice lo que otros callan

 

Para poder escuchar esta página le recomendamos sacar la antena. ¿No la ve? Está arriba y es larga y plateada, como la de los radios antiguos. Si aun así la señal es débil, mueva la ruedita de la derecha para sintonizar la emisora. La de la izquierda es la del volumen, déjela así. Su nivel está bien, será el mismo que acostumbra poner en su celular, porque estas líneas que usted ha decidido seguir juntarán lo más antiguo y lo más nuevo en materia de información y entretenimiento: el periódico, la radio y los teléfonos celulares inteligentes.

Una máquina del tiempo que le permitirá viajar entre 1959 y 1988, el periodo que cubre el fondo documental radioperiódico Clarín, compuesto por 852 tomos empastados, escritos a máquina de escribir sobre papel periódico. 852 libros regordetes que reposan en el Archivo Histórico de Medellín, y que si se ubicaran uno tras otro ocuparían sesenta metros. Algo así como cuatro saltos de los que dio Caterine Ibargüen cuando ganó la medalla de oro en los olímpicos de Río de Janeiro.

El reconocido periodista antioqueño, Miguel Zapata Restrepo, más conocido como Miguel Lenguas, fundador de este radioperiódico en tiempos del Frente Nacional, tuvo el acierto de donar al Archivo en el año 2000, un año antes de morir, estos libros que contenían los libretos que leyeron sus locutores, entre ellos Iván Zapata Isaza, en las cuatro emisiones diarias: mañana, mediodía, vespertina y nocturna durante casi treinta años. No se conservan archivos sonoros porque todo se grababa y se regrababa en cintas magnetofónicas que terminaban inutilizables. No existía el prurito asociado a las demandas por calumnias y tampoco nadie imaginaba que la palabra memoria se convertiría con los años en toda una influencer como ha ocurrido hoy, repleta de menciones y visitas en los buscadores.

Por eso, lo invitamos ahora a dejar de mover sus pupilas entre los renglones de este texto, esa acción que en algunos escenarios ya luce rancia, y situarse a la vanguardia al activar el escáner de su celular como lo hacen los millenials o los centennials (seguro en casa habrá alguno que pueda ayudarle en caso de necesitarlo), para que cada uno de los códigos QR que aparecen en esta página le permitan oír algunas noticias que, a pesar de lo trasnochadas, nos dicen mucho de lo que hoy somos. Unas recreaciones sonoras que no pretenden imitar la inimitable radio de antes. Su objetivo no es otro que reivindicar durante septiembre, el mes del Patrimonio, la importancia de poder disponer de esas piezas que nos ayudan a interpretar nuestro devenir, para que cualquier ciudadano, sea este un avezado investigador o un espontáneo amante de las tertulias, pueda seguir armando ese inacabable rompecabezas llamado Medellín. Y si usted quiere las tres cartillas que se han publicado sobre Clarín, solo tiene que reclamarlas en la sede del Archivo Histórico de Medellín, calle Colombia entre Girardot y El Palo, entre las 7:30 y las 12:30 m. y la 1:30 y las 4:30 p. m. de lunes a viernes. Promoción hasta agotar existencias; olvidar nuestra historia es perjudicial para la salud mental de la ciudad.

Noticias:

1. Una señora descubrió curiosa ocupación: la de contar parejas que entran a una casa de citas.

2. A un viejito que jugaba billar le arrancaron una oreja a causa del temblor de tierra de hoy.

3.Colombia empata contra Rusia.

4. De haberse robado tres quesitos, dos huevos y un par de pantalones acusan al autor de más de veinte homicidios.