Donde está ese calendario había un dibujo de un molino
Jorge Iván Agudelo
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En el poemario Donde está ese calendario había un dibujo de un molino, la borrachera es una corriente y el guayabo es un trance telúrico en un paraíso corroído hecho de cualquier cosa, menos de diversión. El poeta ve, con recelo, cómo los “hígados nuevos” asisten a la nueva “ronda del degüello”. Con sus imágenes vertiginosas, el narrador —o el yo lírico, en todo caso el borracho— se despeña. Bracea furioso, da bandazos contra el mundo, se estiran los márgenes de la realidad como “una licorera infinita”, y se estira también el cauce del río etílico para que floten en él las botellas vacías. La fiesta se rompe como se quiebran ciertas cosas amadas, con ira y con ternura: (“quebrarse /rotunda /como una botella”) mientras que la llegada de la mañana obliga al borracho a limpiar, a lavar su mirada. Un poemario sobre los vicios, enmarcado en una ciudad, Medellín, que acoge y repele, que invita a llegar hasta el final de la fiesta, a pesar de sus consecuencias. El alcohol es aire y también se respira.
1)
A qué describir ahora
el mareo
la dicción arrastrada
el enojo
la fortuita confianza
el anecdotario
el silabeo
la borrachera
si flotaron
siempre tus ojos
aterrados
en la inmensa laguna
2)
La noche entra
en la boca del pozo
yerra
en el fondo
tu estrella
e ilumina
diminuta
las aguas estancadas
3)
Sigue nevando en este trópico
narices escarchadas
saludan al sol
con respiración cortada
hay regusto a sangre
olor a acetona
y el mismo despiadado frenesí
con que hace más de un siglo
atravesamos las montañas
4)
La cabeza
fugada
del orden
por ella
impuesto
dibuja
en su carrera
estrechos
linderos
5)
No fue la nuestra
una juventud
de piscinas verdeazules
ni de amigos
que recién llegaban
siempre
preocupados
solo por esquivar
la elegante
descuidada
lasitud de una copa
tirada al sol
en un césped perfecto
pero supimos juntarnos
y el recuerdo
que no salva
despeja
en una noche redonda
la equívoca
difícil
felicidad
de abrir cualquier trago
e ir bebiendo
del pico de la botella
por las empinadas
calles de un barrio
generoso
en amanecer



