Poemas de Robinson Quintero Ossa

In memoriam

Número 147 Diciembre de 2025

Hombre que da una vuelta a su casa

La poesía no tiene horario
La poesía se escribe no cuando uno quiere
sino cuando ella —la poesía— quiere
dicen
Esto me digo mientras camino
y pateo una piedrita
calle abajo
una y otra vez
la misma piedrita
Dios puede ser cualquier cosa
incluso una piedra en el camino
—dicen también
Y me lo digo como quien no tiene
para decir
algo inusitado sobre una piedra
que se patea en una calle solitaria
Darle a la piedra es todo el asunto
de esta tarde
sin asunto
pues no hay qué hacer
y la poesía no tiene horario
La piedra golpea otra piedra y no canta
no llena el universo
Es nada
diría uno
en el camino que lleva a casa

Buses

Sigo los buses que viajan veloces en la noche
cuando la tiniebla es más cerrada
y apenas los distingue
el destello de las luces
No dicen a dónde van
ni de dónde vienen
y a nadie dan razón de los asuntos de sus viajes
Pasan simplemente
cada vez más rápidos
y distantes
Sigo sus faros que trasnochan
y centellean
entre las montañas
hasta extinguirse
Las estrellas cumplen arriba
su destino
Pero más hermosa que la luz
inmóvil
es la luz que huye

Canción del chofer en el parabrisas

Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre:
colinas de altos pastos rojos
un río de brillantes peñascos
una montaña escasa de luz
y otra cumbre más distante donde ya es la noche
Un cielo color granate
y un viento que entra con sus pájaros en el crepúsculo
también de viaje
El temblor de los platanales por la carretera
las aguas estancadas en las zanjas
los abismos por los desfiladeros
El oscuro sonido que se hace debajo de los árboles
y la última luz viva de la tarde
todo en viaje hacia la noche
Ante mí veo lo que un día se borrará para siempre

Grafías

Esos nombres escritos por los enamorados
en la pintura de los asientos
de los buses
con una moneda
la punta de un lápiz
o el filo de una uña
Esos mensajes grabados toscamente
en un corazón
deforme
para que queden por mucho tiempo
a los ojos de todos
Esos amantes que sellaron así
una unión
quizá no se amen hoy
y éstas sean grafías mustias
de un tiempo de esplendor
Lo más probable
es que muchos de esos nombres se escriban
por separado
en corazones distintos
o solitarios
en otro asiento de otro bus que cruza triste
el anochecer