CIUDAD DE NUNCA JAMÁS

Fotografías de Juan Fernando Ospina inspiradas en la colección del Cuentico Amarillo de la Fiesta del Libro y la Cultura.

“Me embarqué en un ballenero con el ánimo de recorrer el mundo… pero mi carrera fue corta. Descubrí que sufría de terribles mareos. Y de muy poco estómago para cazar ballenas”.

Libros Leídos Pequod. Pablo Pérez, 2019.

Yuly, vendedora de pescados. Acuario Azul Betta Ana. Calle Sucre, Medellín, 2024.

El pez y el pescado

Por GABRIELA PUPO

Más caro el vivo que el muerto. Más barato el pescado que el pez. Yuly camina el centro con un delantal blanco, salpicado por algunas gotitas de sangre del corte que le hizo a la capaceta, más conocido como filete de bagre basa, y lo vende en su puesto a $8.000 la libra. En el fondo de la calle Sucre hay una larga línea de acuarios, todos con nombres similares, paredes de color azul, luces blancas desde la parte de arriba de las peceras y generadores de ondas en el agua. Yuly se sorprende con los colores de los peces, brillan las escamas como vitrales de una capilla. El pescado y el pez nunca cierran los ojos, siempre saltones, hacia afuera. Yuly se acerca a un acuario que da a la calle, se detiene, se inclina hacia los ojos cristalinos y esféricos de los peces. Se ve su reflejo atrás de la pecera. Pregunta por el precio de cada uno, solo por curiosidad. El primero, un Oscar Rubí, territorial y agresivo, $250.000; el segundo, un Oscar Tigre, el calmado del Amazonas, $80.000; y los bocones, $140.000. A cada pez se le asigna su valor. Yuly se agita con los precios y regresa a su puesto de venta, se va pensando en sus pescados, que se ven mejor y no se estrellan con los vidrios. Más triste el vivo que el muerto.

Yuly en su puesto de venta de pescados. Calle 54 entre las carreras Bolívar y Carabobo, Medellín, 2024.