El caimán negro es una de las especies protegidas en Puerto Caimán. Vive en ríos y lagos amazónicos. El resguardo de Curare Los Ingleses trabaja en iniciativas para cuidarlo.
Los indígenas del resguardo, ubicado en la región del Bajo Río Caquetá, entre los parques nacionales naturales Río Puré y Cahuinarí, tienen entre sus prioridades el cuidado de la fauna y flora con tareas que involucran a toda la comunidad.
Entre los programas que han implementado están el de vigías locales, el de monitoreo y conservación de la tortuga charapa, la más grande de agua dulce en Sudamérica, y el de excursiones escolares para conocer el territorio.
Gracias a la iniciativa de conservación de la charapa, que se implementa desde 2014 no solo en Curare Los Ingleses sino en resguardos y zonas aledañas, el año pasado se registró el número más alto de eclosión de tortuguillos.
Los indígenas del resguardo, ubicado en la región del Bajo Río Caquetá, entre los parques nacionales naturales Río Puré y Cahuinarí, tienen entre sus prioridades el cuidado de la fauna y flora con tareas que involucran a toda la comunidad, en medio de amenazas a su territorio.
El resguardo Curare Los Ingleses apuesta por acciones comunitarias para proteger y conservar el territorio
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Por JEANNETH VALDIVIESO. Alianza Baudó Agencia Pública – La Liga Contra el Silencio – Mongabay Latam.
Fotografías de Víctor Galeano.
En medio de la selva colombiana, alejada de centros poblados y a orillas de la zona baja del río Caquetá, en el departamento de Amazonas, se alza una pequeña cabaña de madera que sirve de modesto centro de operaciones para la vigilancia de la región y el monitoreo de los recursos naturales. Un letrero informa a los visitantes que se trata del “Puesto de Control Puerto Caimán” donde cada mes llegan dos huéspedes de turno para actuar como vigías comunitarios. Marliz Guiro Tanimuca, de 18 años, es una de ellos.
“El trabajo de vigía es muy chévere, a mí me gusta. Uno ve animales, va observando, cuidando todo (…) Y me gusta estar aquí sola; uno como que se aburre estando solamente en la comunidad y aquí uno se distrae”, cuenta Guiro. Sus días, durante el mes de trabajo, los pasa principalmente acompañada de los sonidos de la naturaleza —de aves y algún mono, del viento y el correr de las aguas— y casi sin contacto con personas.
La joven reconoce que su trabajo de vigía es importante porque contribuye a la protección y conservación del territorio.
Cuando sale de recorrido navega en un bote con un motor de baja potencia, observa y registra los animales que ve, vigila que no haya actividades de caza o pesca y anota cualquier novedad dentro del área de conservación de Puerto Caimán, hogar de especies como el caimán negro (Melanosuchus niger), la tortuga charapa (Podocnemis expansa), y de peces ornamentales como la arawana (Osteoglossum bicirrhosum). Cuando no le toca recorrido, Marliz pesca y cocina para ella y su compañero de labores. Y, así, se van turnando.