Independencia afro: nuevos héroes para nuestra historia
En la foto hay cuatro personas, pero solo dice “Emilio Múnera, 1925”. Son jóvenes militares retratados en la Fotografía Rodríguez y sobre los cuales no se sabe nada. ¿Por qué? Quienes ganan escriben la historia y cuando aquí dejó de escribirla Fernando VII, fue escrita por las élites criollas, con intereses y egoísmos que padeció la población afro, siempre víctima de invisibilización y el silencio, de cuyos hijos están surgiendo ahora nuevos héroes para la historia.
Tropas, fugitivos y promesas
Simón Bolívar necesitaba dinero y tropas. En su ejército había ingleses, franceses, criollos, mestizos y hasta mujeres disfrazadas de hombres.
Así mismo, para fortalecer sus pelotones, el Libertador viajó a Haití, donde Alexandre Pétion lo apoyó con armamento y hombres que al venir, pelearon de nuestro lado.
Por su parte, el Libertador convenció y también reclutó (en ocasiones a la fuerza), a afrodescendientes, quienes luego de ser víctimas del “comercio triangular” (ser secuestrados en África y vendidos en América), habían alcanzado varias condiciones en la Nueva Granada:
Habían llegado a ser esclavos de familias pudientes, donde compartían patios y corrales con las vacas y gallinas.
Eran trabajadores semiesclavizados en minas, plantaciones y hatos.
Eran cimarrones que huyeron hacia los montes y crearon palenques como el de San Basilio, El Castigo en el río Patía y Matudere, cerca de Luruaco, bajo el amparo de líderes como Benkos Biohó, Juan Angola y Domingo Criollo, y que vivían en precarias condiciones económicas y de salud, y con exclusión y discriminación en las ciudades.
Para mejorar esto e inspirado por las ideas de la Revolución Francesa, Bolívar prometió libertad e igualdad de derechos a los afro.
La independencia se alcanzó primero en Arauca y los Llanos. Luego se lograron victorias en las provincias de Pasto, Popayán, Cartagena, Santa Marta y Riohacha, contando en muchas batallas con la participación de los soldados afro, unos cinco mil, quienes usualmente fueron carne de cañón (eran los primeros en luchar y caer bajo el fuego enemigo: su muerte permitía establecer qué armas tenían los realistas y desde donde disparaban). También actuando como espías, haciendo emboscadas en los caminos, cocinando en los campos y recogiendo a los heridos… En 1823 y tras la batalla de Maracaibo (guiados por Prudencio Padilla, afrodescendiente), se selló la independencia de la Nueva Granada, solo que las promesas del Libertador no pudieron cumplirse y eso nos lleva a las élites criollas. ¿Qué hicieron?
Embolatar la pita: la traición de las élites
Nuestras élites traicionaron los ideales que decían representar: “mantuvieron la estructura de gobierno esclavista que tenían los españoles”, como lo recuerda el profesor José Guillermo Ángel, “siguieron mandando como lo hacían los europeos en otros virreinatos”, de acuerdo con el escritor Mauricio Cháves Bustos, creando la ley de “Libertad de vientres” para postergar la liberación de los hijos de esclavas, pidieron indemnizaciones por “los sirvientes que les quitaron, crearon “leyes contra la vagancia”, según las cuales un blanco podía denunciar a un negro por “estar haciendo nada”.
Esta realidad cambió poco cuando se expidió la ley “sobre la libertad de los esclavos” en 1851, puesto que la población afro siguió invisibilizada, ocultándose su rol en la construcción de un país donde pocas veces se menciona a negros que pudieron acceder a los círculos de poder (Benkos Biohó, quien negoció con la colonia; Juan José Nieto Gil, quien gobernó durante la Confederación Granadina en 1861; Diego Córdoba, que logró que Chocó fuese departamento en 1947). Fue solo a partir de la Constitución del 91 que cumplió hace poco treinta años, cuando las cosas comenzaron a cambiar, abriéndose un camino para que muchos jóvenes libres —inspirados en estos héroes invisibilizados— escriban hoy una nueva historia.
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