CIUDAD DE NUNCA JAMÁS

Fotografías de Juan Fernando Ospina inspiradas en la colección del Cuentico Amarillo de la Fiesta del Libro y la Cultura.

“Era de ver el estado tan lamentable del delantal de Cecilia, la cenicienta, un trapo que alguna vez debió ser blanco pero que ahora era más cenizo que el incensario que la iglesia de BarrioTriste, donde había pasado sus mejores pero escasos años de la infancia”.

La verdadera historia de la Cenicienta. Juan Manuel Roca, 2011.

Jennifer Paola. Bajos del puente de Barrio Triste. Medellín, 2024.

El baile de la Chiqui

Por GABRIELA PUPO

Jennifer Paola se metió en su carreta con traperos a la venta, se estiró y se acomodó. No hay espacio para nadie más, solo para el aire y el puñal bajo el costado. Toca dormir con los ojos abiertos por la incertidumbre de la calle. En realidad se hace llamar la Chiqui. Bajita, delgada, con dos trenzas hasta la cadera que le hacen ver el torso largo. La jovencita habla de la muerte como el retorno a la misma vida, ninguna está preparada, sea una muerte ocasional o natural, nadie puede resolver cuando aparece la hora del último baile. No le gusta el pescado, pero le tocó comer el otro día. Cuando toca, toca. Al fondo están las torres puntiagudas de la iglesia de Barrio Triste, y más al fondo, alguna ciudad sin nombre con tacones en el cielo. La Chiqui se detiene a mirar desde lo alto, desde arriba, ni a medianoche se descalza de sus plataformas marrones, apretadas en el último agujero de la lengüeta. A sus pies se divisan los tornillos incrustados en el suelo del barrio, en medio de mecánicos que cargan una piel sobre otra piel. Empezó a bailar sola, sin esperar a ningún príncipe, al lado de su carreta, cuidándola como si el puente fuera a tragarse su cama con cierta indulgencia.

Barrio Triste, Medellín, 2024.