Cientos de partidarios de Zarwawiko Torres, suspendido como cabildo gobernador, comienzan a congregarse a la entrada de Nabusimake durante la visita de delegados de la Corte Constitucional el 13 de diciembre de 2021. Foto: Tomás Mantilla Lozano.
La elección de Zarwawiko Torres como cabildo gobernador sumió en un conflicto interno a este pueblo indígena, uno de los más representativos de Colombia. En la disputa figuran el Ministerio del Interior y la familia de la concejala de Bogotá Ati Quigua Izquierdo, junto a intereses económicos en la EPS indígena más grande de la Sierra Nevada de Santa Marta. La pugna se agudiza y tiende a la violencia.
Un ‘golpe de Estado’ fractura a los arhuacos
—
Por Cuestión Pública, con apoyo de La Liga Contra el Silencio
A las ocho de la mañana del 13 de diciembre de 2021 un helicóptero de la Policía, donde viajaban tres magistrados auxiliares de la Corte Constitucional, llegó a Nabusimake, la capital del pueblo arhuaco, ubicada junto a un valle bordeado por un río que baja desde los picos nevados de la Sierra Nevada de Santa Marta, en el departamento del Cesar, a cuatro horas en 4×4 desde Valledupar. Los magistrados venían a oír a las partes en un conflicto de poder que ha fracturado a este pueblo indígena.
Los desacuerdos comenzaron el 11 de agosto de 2020, cuando Zarwawiko Torres asumió el cargo de cabildo gobernador, en una asamblea donde participaron solo 19 de las 60 comunidades de ese resguardo. La elección estaba prevista para ese día, pero la mayoría faltó porque el país atravesaba el primer pico de la pandemia.
Desde entonces, la legitimidad de Zarwawiko Torres tras su elección ha sembrado la discordia entre su pueblo. “Nunca un conflicto había dividido a los arhuacos a un punto tan difícil”, dijo preocupada Leonor Zalabata, una veterana defensora de los derechos humanos que se ha opuesto a la elección de Torres.
Para evitar un posible contagio masivo, la Procuraduría, el Ministerio del Interior, varios mamos (guías espirituales arhuacos con la mayor autoridad) y otras autoridades tradicionales habían sugerido el aplazamiento de la elección. Pero se celebró, y Zarwawiko Torres “se hizo elegir”, como dijo el fiscal Gentil de León Mármol en la audiencia donde se le imputaron cargos por presunto fraude procesal. Según la Fiscalía 12 seccional, Torres habría pactado con las comunidades que votaron por él y pagado dádivas a varios de los electores.
A juicio de la Fiscalía, el propósito de Zarwawiko Torres era “registrarse ante las oficinas de asuntos indígenas del Ministerio del Interior como representante legal del Resguardo Indígena Arhuaco de la Sierra Nevada [para] tener el dominio […] sobre los recursos públicos provenientes de las asignaciones especiales del Sistema General de Participaciones (SGP)”. El cargo de cabildo gobernador para el que fue elegido, de carácter administrativo y con funciones de representante legal del resguardo frente al Estado, gestiona cerca de $5.000 millones del dinero público que cada año recibe el resguardo a través del SGP, de acuerdo al Sistema de información y consulta de distribuciones de recursos territoriales (SICODIS).
Para los opositores de Torres su subida al poder fue “como un golpe de Estado” que ha llevado a que los arhuacos de orillas opuestas dejen de hablarse. “Es muy grave, porque nuestra cultura es reconocida por la importancia que da a la palabra”, explicó Gelbert Zapata, uno de los líderes que rechazan la elección. Este caso, vía tutela, llegó a la Corte Constitucional, que decidió suspender provisionalmente a Zarwawiko Torres el 27 de octubre de 2021.
Habían pasado menos de dos meses desde la suspensión, cuando los magistrados auxiliares aterrizaron en la Sierra para escuchar a las partes. “¡Que los reciban las mujeres!”, sugirieron los partidarios de Torres, entre ellos la concejala de Bogotá por el Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS), Ati Quigua Izquierdo, también arhuaca, quien lo defendió frente a los magistrados. Las mujeres hacen parte considerable del apoyo a Torres, que ha ganado su apoyo con su propuesta de “democratizar a la sociedad”. Sería un cambio radical para esta sociedad que siempre se ha regido según su Ley de Origen, donde los mamos y los hombres con autoridad toman las decisiones colectivas.
Mujeres de todas las edades dan la bienvenida a la comisión de la Corte Constitucional en Nabusimake, Cesar, el 13 de diciembre de 2021. Foto: Tomás Mantilla Lozano.
Sin embargo, para algunas mujeres arhuacas no fue gratuito que faltaran hombres cuando llegaron los magistrados. Lo vieron como otro esfuerzo de los partidarios de Torres por limpiar su reputación. En su contra hay dos denuncias penales por delitos sexuales contra mujeres arhuacas. Una de ellas por violación a una menor de 13 años, abuso que Torres reconoció y por el que pagó en el 2000 una pena de tres meses de prisión dictada por las autoridades indígenas.
“Zarwawiko es un violador y un abusador. No tiene ninguna autoridad moral para venir a hablar de dar voz a las mujeres y los jóvenes”, dijo Saday Rosado, una vocera de las mujeres que se le oponen.
La víctima que denunció a Torres por violarla habló en 2021. Desde entonces su familia ha sufrido desprestigio y cinco de sus familiares fueron secuestrados por otros miembros de la comunidad en el Resguardo Arhuaco de la Sierra. Uno de ellos denunció como presunto autor intelectual a Zarwawiko Torres. En este tema, pareciera que todo el que mencione a Torres sale lastimado. También fue el caso de la periodista Katia Ospino, que tras publicar denuncias por abuso sexual contra Torres, fue amenazada de muerte.
El conflicto no es solo interno
Las dos versiones que escuchó la Corte coinciden en que la crisis se agudizó por la injerencia de terceros no indígenas. Para los partidarios de Torres, la elección ocurrió en derecho y la Corte Constitucional se extralimitó al suspenderla. Para sus detractores, el conflicto escaló porque el Ministerio del Interior certificó la validez de la elección, aunque fue notificado de la disputa electoral. Por disposición constitucional, las entidades del Estado deben mantenerse imparciales en casos como este, para no vulnerar el derecho a la autonomía política de los pueblos indígenas.
La mañana de la visita, Torres tuvo la primera palabra. Se presentó como cabildo gobernador frente a la misma Corte que lo había suspendido. Fue una muestra abierta de lo que sus opositores ven como posible desacato o fraude a resolución judicial: aún suspendido del cargo, Torres actúa como si lo ocupara. Aseguran que tampoco ha entregado la sede de resguardo en Valledupar.
Los magistrados escuchaban frente a cientos de partidarios de Torres. “La Corte no tiene la autoridad para destituir ni para deslegitimar una decisión que nosotros como pueblo hemos tomado. La Corte no puede hacer eso”, dijo después uno de los principales aliados del cabildo suspendido durante la visita de los togados a Nabusimake. Norey Quigua, hermano de Ati Quigua, la concejala de Bogotá, hablaba con un micrófono, fijándole la mirada a uno de los magistrados.