Foto de Juan Fernando Ospina, 1989.
La otra lucha del Titán
Por Rafael González Toro
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El momento se repite pasado el mediodía. Sentado en una de las cuatro sillas amarillas de la mesa circular de la cocina de doña Oliva Zapata, Elkin mira a su mamá y después de un gesto cómplice, que solo ellos dos entienden, empiezan a cantar.
Cantan en voz baja. Tranquilos, sin afanes, mientras la sopa de papa, yuca y plátano suelta los primeros vapores que se dispersan con los rayos de sol que entran por una puerta que comunica al patio contiguo. Doña Oliva no descuida los alimentos. Tampoco deja de cantar. Elkin y su madre repiten una estrofa y el coro. Entonan suavemente Vestido de cristal.
Así pasan los días de Elkin Ramírez, alma, nervio y voz de Kraken, la banda más importante del rock nacional. Acompañado del cariño y los cuidados maternos, sus fuerzas se centran, desde julio de 2015, en su proceso de recuperación tras ser intervenido quirúrgicamente por la aparición de un gliosarcoma, un tumor alojado en el lóbulo temporal del cerebro.
El 17 de julio del año pasado, minutos antes de entrar al quirófano en el Instituto Neurológico de Colombia, con serenidad y una sonrisa en la cara, no se cansó de repetir: “Tranquilos, de esta salimos bien”.
Tras la cirugía y el posoperatorio, Elkin retomó un proyecto que había quedado postergado con la aparición de la enfermedad: la grabación de un nuevo álbum de Kraken. De esta producción, la novena en estudio del grupo creado en 1984, ya había maquetas y Rubén Gélvez, tecladista de la banda, tenía un buen porcentaje adelantado de las composiciones y los arreglos.
En el primer trimestre de este año la banda se metió de lleno en el estudio Pocket Audio, de Bogotá, ciudad donde residen los músicos. Con el material grabado, solo quedaba confiar en la recuperación de su líder y vocalista para que con el aval de los médicos pudiera grabar las voces.
Tras los tratamientos de quimio y radioterapia, sumados a terapias físicas y ejercicios, en abril de 2016, Elkin obtuvo la autorización para cantar. Matthias Krieger, ingeniero de grabación y mezcla, viajó desde Bogotá y en el Oriente antioqueño logró la captura de las voces del cantante. Días después, tras un viaje de tres días de Elkin a Bogotá, se grabaron los coros, en los que participó toda la banda.
Así vio la luz la producción titulada Kraken VI. Sobre esta tierra. En ella, de manera paradójica, el que Elkin hubiera estado alejado de los escenarios por casi ocho meses hasta esa grabación le favoreció porque logró tonalidades de su voz que hace algún tiempo no obtenía, debido al desgaste de la giras y presentaciones en vivo.
Fue un gran momento volver a ver al jefe cantando. Las capturas de su voz quedaron de gran calidad. Logró unos registros que hace unos diez años no tenía. Nos sorprendió mucho. Se logró un trabajo con un gran sonido y el resultado es un álbum de excelente factura. Todos quedamos muy contentos”, dice Germán Morales, mánager del grupo.
Con el trabajo en posproducción y presupuestado para salir en septiembre, Elkin siguió con el tratamiento. El amor de Oliva y Daniel, los padres, y de sus hermanos ha sido el impulso que ha necesitado el Titán del rock colombiano para proseguir su lucha. También las constantes visitas de los amigos más cercanos a la casa de su madre en el barrio Belén son un motor para que este mal rato quede superado.
Sin embargo, en agosto pasado una evaluación médica hizo necesaria una nueva intervención. El 8 de ese mes Elkin fue operado de nuevo. Y la lucha por su recuperación definitiva comenzó de nuevo. “Los hermanos, el papá y la mamá le damos mucho cariño. Los médicos se han portado de gran manera. Es admirable la atención que han tenido con él. Es difícil, pero confiamos en que todo va a salir muy bien”, comenta Daniel Ramírez, padre del cantante.
En los primeros días de octubre, Elkin pudo tener en sus manos el esperado Kraken VI. Sobre esta tierra. Se puso muy contento al escuchar los nueve cortes de la producción. Los músicos del grupo, formación con la que ya completó más de una década de amistad y trabajo, viajaron desde Bogotá para vivir juntos ese histórico momento junto a su líder.
Después de todos los contratiempos generados por la enfermedad, la producción logró ver la luz con un Elkin esplendoroso en la interpretación vocal y un sonido potente y muy cuidado en general. Una vez más logró sacar adelante ese proyecto, como hace tres décadas cuando junto a la primera formación de Kraken cambió para siempre la historia del rock colombiano. Como cuando después de la partida de muchos de los integrantes mantuvo vivo el fuego del Titán que emergió de las profundidades para seguir adelante.
Hoy, con 54 años recién cumplidos, la lucha continúa. Elkin dedica los días a su recuperación. Las jornadas pasan entre citas, terapias y sesiones de ejercicios en casa. Por momentos escucha música o recibe visitas de amigos cercanos a quienes les repite constantemente: “Tranquilos, de esta salimos bien”. El amor de doña Oliva no lo desampara.
Es por eso que al mediodía llega uno de los momentos preferidos para él. Es ahí cuando comparte esos minutos en los que madre e hijo juntan sus voces para cantar las canciones que lo hicieron grande. Los mismos temas que lograron que Elkin Ramírez, que es lo mismo que decir Kraken, se convirtiera en el estandarte del rock nacional.
*Texto tomado de Medellín, movida cultural. Proyecto de la Secretaría de Cultura Ciudadana en coedición con Universo Centro. Edición 3, noviembre de 2016.