La música y la fiesta para amplificar voces, para cambiar el repertorio de la protesta, para sacar la ira de carnaval. Esa era la idea de quienes a comienzos del siglo XXI llevaron consignas, sonidos y banderas nuevas a las marchas. Ahora el punk podía acompañar a las siglas sindicales y los DJ ambientar la hoz y el martillo. El micrófono era para todos, no había voceros. Una evolución que marcó parte de la forma como se protesta hoy en el país.


Sound antisystem

Por JULIÁN QUINTERO
Fotografías de archivo

A finales del siglo XX en Bogotá personas pertenecientes a colectivos como El Carnaval de la Iras, Somos Sudakas y La Coordinadora Anarquista de Banderas Negras empezaban a encontrarse en movilizaciones sociales en las calles para protestar. Era la época de los diálogos de paz con la guerrilla de las Farc en el Caguán, el inicio del Plan Colombia, el atentado a la Torres Gemelas, la invasión de los Estados Unidos a Afganistán, el auge del paramilitarismo y la llegada de Álvaro Uribe a la presidencia de la república de Colombia. Con ese panorama la protesta era urgente y sin embargo, como dice Alix Lesmes, abogada y cofundadora del Centro Cultural Piso Tr3s, “había habido una masacre contra la UP y la gente tenía el derecho a tener pánico de protestar con Uribe allá arriba”.

Pero aparte del miedo, la movilización social era lenta, apagada, aburrida, tal como dice Juan David Ojeda, politólogo del colectivo Somos Sudakas, “en ese momento las marchas se caracterizaban por ser bloques de personas simulando marchas militares, los Guardias Rojos llevaban su propio tipo de orden cerrado batiendo las banderas, y así todas las fuerzas vivas de la izquierda de ese momento, el Partido Comunista, los sindicatos y los viejos de los movimientos de los sesenta y setenta. En ese momento de la historia los movimientos sociales no se caracterizaban por la diversidad ni la alegría: eran marchas monótonas, poco atractivas para el grueso de la ciudadanía, grises, opacas, sin luz”.

“Eran las marchas de sindicalistas diciendo: presente, presente, presente; viva, viva, viva; abajo, abajo, abajo. Era una crítica a los sindicatos que no lograba elevar la necesidad de hacerlo festivo, de llevar otros lenguajes a las gentes y que la tarima se utilizara de otra forma, con discursos que no cansaran a la población”, dice Leonardo Luna, de Somos Sudakas. Era un momento en el que las movilizaciones sociales del Primero de Mayo eran lideradas por las centrales obreras, la CUT, Fecode, la CGTD… más organizaciones de izquierda y la UP: “Nosotros éramos jóvenes, autónomos y no queríamos ser tan verticales y tan aburridos con las mismas consignas, las mismas marchas con las banderas, con discursos de unos señores que no se han dado cuenta que estamos ahí”, dice Alix Lesmes. Se creó entonces una nueva forma de hacer protesta que hoy en día es la esencia de las calles. La fiesta, el arte, el carnaval y los sistemas de sonido.

Saca tu ira de carnaval, el momento de quiebre

El Carnaval de las Iras fue un colectivo juvenil que se nutrió de estudiantes de la Universidad Javeriana y la Universidad Nacional, además de jóvenes del colectivo Somos Sudakas, que existió entre el 2000 y el 2005 en medio del apogeo del modelo del paramilitarismo. El objetivo de El Carnaval de las Iras era cambiar los repertorios de la protesta, transformar la manera en que los jóvenes participaban políticamente. La idea era proponer otro tipo de repertorios: “‘Saca tu ira de carnaval’ era uno de los eslóganes”, dice Juan David Ojeda, “se quería que la movilización creciera e integrara a otros sectores, que dejara de ser excluyente: el carnaval por natura es insurrecto, cuestiona al poder, se burla del poder, lo increpa, lo iguala, focaliza la contradicción y se burla de ella en su cara. Es reivindicación y catarsis, es felicidad y lucha. Al payaso no se le pega, a la danza no se le gasea, al cantautor no se le asesina, y cuando esto pasa es cuando se desenmascara el poder, cuando le vemos sus dientes sangrantes, es cuando reconocemos al monstruo en su real rostro: nuestras diferencias son insignificantes frente al monstruo”.

Bajo estas premisas nació El Carnaval de las Iras en Bogotá y empezó a materializarse la fusión entre protesta, política y música. Poco a poco el sistema de sonido se convirtió en el elemento convocante y cohesionador. “Fue ahí que nos conectamos con gente de la Nacional y vimos la invasión que se venía contra Afganistán, año 2001, y entonces queríamos ir a hacer un plantón al frente de la embajada norteamericana y pues ahí reunidos y pensando qué hacer, decidimos ir en carnaval, porque pensábamos que la cosa estaba tan caliente que nos iban a gasear y a darnos bolillo, pero que si se les sentaba un performance, un payaso, pues era más difícil cascarle a un payazo. El primer carnaval que hicimos fue el 2 de diciembre del año 2001. Lo hicimos por la ciclovía, eso fue increíble. Nos salió como lo esperábamos”, cuenta Alirio Duque politólogo de Somos Sudakas.

Sónico en Renova – Akash, Street Parade Bogotá, Septimazo climático.

Pero la cosa iba más allá de la música, las consignas y la fiesta, como explica Rocío Claros del mismo parche Somos Sudakas, la estrategia tenía ciencia social, teoría, concepto y metodología: “Era una estrategia desde lo simbólico, desde el arte, desde la música, lo creativo, para convocar a más jóvenes a esos espacios, un trabajo entre iguales, entre pares, un proceso de formación en la calle. No se reducía solo a la consigna acartonada, sino también en ponerle un poco más de contenido a esa forma de protesta que se venía haciendo, no es la única, pero entra a complementar y reformar, es la forma como muchos sentían que construía empatía con aquellos que no tenían mucho atractivo sobre otros espacios que se venían dando en la protesta. Poner el cuerpo de otra forma en la calle. Me acuerdo que en uno de esos todos íbamos vestidos de Esmad, la sátira a través de la imagen. Algunos lo verán como un poco posmoderno, pero en medio de la crisis, el arte y la creatividad son un lenguaje del que hay que apropiarse y también como herramienta de formación, de educación, de comunicación popular”.

Somos Sudakas llegó a tener un programa de radio en lo que hasta el momento se llamó la Radio Difusora Nacional de Colombia (hoy RTVC). El programa de radio usaba las diferentes expresiones musicales para denunciar lo que estaba sucediendo, las fiestas Sudakas no solo eran para recolectar fondos o para el divertimento. Lo más significativo era el pensamiento de resistencia y de pensarse un espacio distinto para la existencia de la vida y de la música. La música de resistencia, de problemáticas, la idea de que la resistencia también puede ser de manera alegre. La digna rabia desde una práctica de lo sonoro empezó a jugar un lugar muy importante, los géneros marginales, el rap, el punk, incluso la cumbia.

Después de El Carnaval de las Iras y el protagonismo de Somos Sudakas, hacia el año 2005, empezó a consolidarse en el centro de Bogotá, la calle 32 con 13, un centro cultural al mejor estilo ocupa europeo, pero con una identidad de resistencia latina muy clara, los grafitis, la solidaridad, el underground, la conciencia política, la diversidad eran el telón de fondo que convocaba; allí quedaban el Centro Cultural Piso Tr3s y el Salmón Cultural. Fue así como esa aparición esporádica y efímera del arte en la manifestación social empezó a tener un punto de reunión, planeación y expresión. “Cuando abrimos Piso Tr3s no teníamos un peso para mantener el proyecto, además no queríamos que estuviera subvencionado por papá Estado, ni por la corporative y pensamos en un mercado nuestro, que no tuviera la pretensión de la ganancia sino de la unión, de la discusión y reflexión política musical y entonces ahí fue que decidimos llevar un sound system a la marcha del Primero de Mayo y cada Primero de Mayo nos uníamos, así fuera un carrito chiquito como de Fulana de Trax. Y eso cambió y convocó de otra manera, convocó a otras personas a politizarse”.

Mirando ese momento desde hoy es posible ver una crítica a las formas y los monopolios de la protesta. Leonardo Luna, de Somos Sudakas, lo deja claro: “… que el camión entrara lleno de sonido a la Plaza de Bolívar rompía con ese esquema y era un mensaje claro a los sindicalistas que aun hoy hegemonizan el paro y hegemonizan las formas de representación”.

Pero las cosas comenzaron a calentarse: “En octubre del 2004 mientras Enrique Urrea, presidente de Acotv, moría en la clínica por una cirugía ambulatoria por una apendicitis, el Esmad se tomaba Inravisión. Desde entonces ni los trabajadores, ni los del sindicato, ni nosotros pudimos regresar a la emisora hasta que liquidaron la empresa estatal y formaron Radio Televisión de Colombia. De esta manera acabaron con el sindicato de Inravisión y todos sus programas afiliados, entre los que se encontraba: Lecturas Obligadas en el AM y Somos Sudakas en la FM”, cuenta Alirio Duque de Somos Sudakas. Años después allanaron el Salmón Cultural, donde también quedaba el Piso Tr3s, pues las autoridades suponían que allí funcionaba un grupo de milicias de las Farc pero lo único que encontraron fue baterías, pinturas, guitarras. El día del allanamiento, dice Alirio, “había un plantón en la embajada de Israel y todo mundo se fue para la 32 con 13, era la primera vez que yo veía que en medio de un allanamiento había un movimiento afuera, había agitación (…) Ahí fue cuando empezamos nuestra resistencia, el cambio, la transformación social, un despertar de conciencias, la lucha por las mentes y los corazones”.

Otro duro golpe fue el asesinato por parte del Esmad de Nicolás Neira el 1 de mayo de 2005. Estuve en la reunión preparatoria de esa marcha, llena de alegría y emoción… Sin embargo, después de la muerte de Nicolás, las cosas nunca volvieron a ser iguales y él se convirtió, hasta el presente, en un símbolo de la lucha contra los abusos del Esmad.

El sound system,
el rave, la música
y la política

Hay dos tipos de sistemas de sonidos, por un lado, están los de construcción artesanal y que responden a una dinámica colectiva de proceso barrial, aquellos que de alguna manera son únicos, como los picós de la Costa Caribe colombiana; por el otro lado, existen los sistemas de sonido de fabricación industrial y que responden a marcas que han perfeccionado su técnica para tener una amplificación casi perfecta.

Según Ricardo Vega de El Gran Latido, uno de los principales constructores de sistemas de sonido de fabricación artesanal en Colombia, podría decirse que la historia resumida de este tipo sonidos es la de “la reencarnación del tambor africano, ese elemento que nace en Jamaica más o menos al final de la primera mitad del siglo pasado y nace como la emisora del barrio; en esa época supercolonial, en la emisora ponían la música de los colonizadores, en este caso Inglaterra, y pues la gente no podía ir a conciertos, no escuchaba su música, no vivía su cultura, entonces nacen estos aparatos, en tiendas grandes y ahí vendían sus empanadas, sus cervezas. El que tuviera la música más exclusiva, pero era la música del barrio, se reunían y ahí hablaban de los problemas de la comunidad, del barrio, de los problemas reales, de la calle, de ese tipo de cosas. Siempre ha sido una cosa muy de barrio”. Generaciones posteriores llevaron estos sistemas a Inglaterra lo que ayudó a su desarrollo tecnológico y a ampliar el repertorio musical.

Sónico 6 en Resistencia Sonora. Pre elecciones presidenciales, 2018.

Para Luis Vargas AK Sonico, uno de los DJ de música electrónica más reconocidos en Colombia, el rave viene desde inicios de los noventa en Londres, donde fueron fuertemente reprimidos, y emigraron a Francia donde se desarrolló la cultura sound system artesanal y se empezaron a diseñar camiones con sonido en todos los países de Europa: “La ideología de la cultura rave, free party, sound system es una propuesta de entretenimiento alternativo que refleja la inconformidad con las reglas establecidas, que normalmente está al margen de la ley, que es ilegal y que provee cierta libertad, lejos de otros medios de entretenimiento masivo tradicional”.

Para Alix Lesmes, la combinación del sound system y la movilización social viene de la experiencia europea de las raves en los años noventa, un momento en el que los jóvenes en Europa no accedían a puestos de trabajo ni al cobijo del derecho laboral que tuvieron sus padres. En cambio recibían del Estado un cheque mensual que los volvía dependientes, sin ninguna capacidad de ascenso social y los dejaba afuera de la sociedad. Ahí nació una comunidad que se encuentra a través de la música y la tecnología, la música más allá del instrumento análogo clásico, el violín, el tambor o el piano, y va más hacia la máquina. Esa nueva música electrónica creó un movimiento de frikis que empezaron a construir grandes sistemas de sonido para hacer techno, drum and bass, electro, dub y jungle y muchas otras corrientes de música electrónica.

Cada crew empezó a crear su propia corriente dependiendo de su intencionalidad y del bajo de su música, estos ravers ilegales crearon un movimiento increíble conectado con massive atack y glastonbury, en Inglaterra y con otros movimientos. En los raves no se cobraba la entrada, se vendía la cerveza barata, se cuidaba al otro y también se consumieron muchas drogas. Todo ese disfrute de la party se volvió tan masivo que fue prohibido, lo volvieron ilegal y mucho de eso llego a Colombia a través de franceses que lo trajeron y se quedaron; colombianos que fueron a París y volvieron, hubo intercambio de tornas y de vinilos, eso creó una serie de fiestas gratis en Bogotá que eran las ultrabass y mutaxión, y cientos de colectivos que crearon el festival Bogotrax donde muchos confluyeron. Allí todo se fue materializando.

Fernando Laguna es músico, él fue uno de los que sacó el concierto de punk sobre una camabaja el 19 de mayo de 2021 en el Portal Resistencia en Bogotá. “Tenía dos bandas de rock cuando esto empezó y tenía una sala de ensayos en el Piso Tr3s, salíamos los primeros de mayo con el sound system a tocar con Skartel y Fundamental. Los Primeros de Mayo, salíamos a marchar y siempre sacábamos un camión, era cualquier camión, una camabaja, un platón y nosotros dábamos dinero para pagar eso, la planta de sonido, eso era muy costoso hace veinte años, los parches eran muy pequeños, no se contaba con esas facilidades como ahora”.

Y qué le aporta un sistema de sonido a la movilización social

Sónico dice que “los sound system en las protestas han servido para muchas cosas, por un lado, han sido el pegamento, el elemento unificador entre la juventud y las causas, porque a veces las causas están ahí pero no hay atención, no hay interés de parte de ese sector de la población. Por otro lado, han servido para la convocatoria, para que cada vez más personas y más jóvenes se interesaran en esas causas sociales. Luego está el tema de la inclusión, porque alrededor de los sound system el género no importa, tu posición social tampoco, más allá de cómo te vistes, de tu estrato, de qué genero e incluso de tu pensamiento político puedes estar allí. Y por último, el sound system es un ente informador, va acompañado de perifoneos, de discursos en micrófono, de panfletos informativos, ese carácter informativo es lo más importante que acompaña las marchas”.

Fernando Laguna habla del paro actual como una mezcla de oportunidad y necesidad de encuentro: “Es  bastante emocionante que la gente pueda tocar, ya que hace año y medio no se puede hacer nada, no hay conciertos y llena de emoción que las bandas toquen y ver a los pelados que canten, que vomiten todo su odio ante la represión que hemos tenido, ellos ahora son mucho más parados y pues con los sound system la gente se emociona…”. Sobre el papel del sound system Sónico remata: “La lírica musical participativa, el micrófono abierto para los líderes y todo para visibilizar el problema y generar conciencia en la juventud, criterios de inclusión, cooperación, habrá gente que no entenderá y dirá que salimos de fiesta y ya. Es congregar para informar y transmitir un mensaje, lo hacemos a través de la música y el baile”.

Solo farra y drogas

Este artículo nació como respuesta a la crítica creciente sobre el papel de los sistemas de sonido en las movilizaciones sociales. Personas muy jóvenes y sin contexto del proceso señalan ligeramente que el sound system es un distractor de la marcha, foco de fiesta y consumo de alcohol y otras drogas. Creo que veinte años de movilizaciones bien sonadas demuestran que el arte y la música del sound system fue determinante en lo que vemos hoy en las calles, y que marcó un antes y un después desde su aparición por allá en el año 2001.

Hoy en día el sound system es el ADN de la movilización social en Colombia, sacó a muchos jóvenes del desinterés y los salvó de la monotonía de la movilización social sindicalizada de los noventas; pero también entregó opciones y miradas políticas diversas, armó luchas simbólicas, peleó y pogueó buscando cambios y adrenalina. Sobre la crítica a la fiesta, las drogas y el alcohol dice Ricardo Vega: “No se puede generalizar, cada sistema lo hace de manera diferente, si un sistema monta una fiesta, no dice nada y hace una fiesta, tienen toda la razón en la crítica. Si por el contrario abre el micrófono, genera cuestionamiento, abre espacios para que todas las comunidades que hacen parte de la marcha se manifiesten, hace pausas para escuchar las arengas. No es el sound system, es la música, la banda, el MC, quién lo lleva, quién lo hace, si está bien utilizado o si lo hace solo para el entretenimiento. Hay que ser muy responsable con el uso del arte”.

Para Sónico la diferencia la marca simplemente una forma de asumirlo: “El factor de distracción siempre está presente en todas las congregaciones, en las campañas políticas, las reuniones familiares, juntas de negocios, fechas especiales, en últimas cómo se vive la acción es un tema personal y de actitud, como el que va a la reunión del cumpleaños de la abuela a emborracharse y cagarla, es algo que está presente en todos gremios, y la crítica viene de los mismos que les importa más que tumben una estatua a que asesinen a los líderes sociales…”.

En últimas, es importante que las nuevas generaciones no desconozcan el proceso que hoy los tiene marchando en las calles llenos de alegría, música, baile, arte y consignas que tumban ministros, derrotan leyes, retroceden policías y están cambiando la rumba y el rumbo de las calles.

Sónico 5 en Resistencia Sonora. Pre elecciones presidenciales, 2018.