De esta selección de poemas de los libros que Helí Ramírez publicó a lo largo de su vida van estos tres, una muestra de sus obsesiones, sus dolores y su manera particular de ver la violencia endémica del país.

II

Voy a seguir diciendo quién soy yo fuera de tantas

otras cosas que soy

lo voy a seguir diciendo sin achantarme

Nací como muchos otros no soy el único

en medio de disparos de revólver y fusil en medio

de regueros de sangre

Oh san sangre

que te acabaste de coronar de santidad en este

siglo veinte

Me enseñó desde pelado la vida como es la vida

Tengo en mí un poquito de cosas buenas

y muchas muchas cosas malas en mí tengo

Mis parientes antiguos según chismes

eran brujos duendes y matones

y si llegaba un forastero a la casa se escondían

Odio a los hombres y sus máquinas

Odio los trapos sucios y feos que me pongo

y odio la ropa fina y bonita

En la ciudad aprendí a no querer siquiera un

árbol o un animalito

Ah la muerte con su sueño sereno fresco no se

preocupa de la vida

Confianzas con nadie no me gusta ni siquiera con

la cucha y los hermanos

Me vuelvo un zancudo y salgo volando picando en

un cerebro

No creo en las palabras y con los hechos dudo…

LVII

A petición del interezado yo su compinche

informa con la fidelidad que dan los hechos

realizados

que el portador de este papel bombero

es un experto en las artes del atraco

es un artista para asesinar

y jamás ha caído en la leyenda

Sale si no tiene cáscaras la calle

pasa una esquina apiñada de tambos y rallas

metido en un taxi entre la llanta y el rin

No entra a cafés o griles

por el bolsillo no sino por las lenguas de las

encantadoras águilas

Si se le presenta no lo va a olvidar por el resto de

sus días y no tiene rostro espeluznante

No le cree a los cuchas eso de que «no ustedes

viven un mundo de rosas eso a nosotros sí nos

tocó una vida dura »

No escucha con la atención necesaria a los

enredos comunes ardientes en palabras

las escucha no es buen repetidor mas no las

olvida

Le dice uno no crea en esto y no lo cree

haga esto y lo hace y piensa antes de hacerlo

Camella bien seguro se lo aseguro y no se va a

desengañar claro que mozca con él

como con cualquiera pero sirve sirve la pinta esta

portadora de este documento

Sabe que el precio de la vida es ahora

sabe que la felicidad está acaparada y se

consigue es a las malas

Doy fe yo

el hampón de la ilusión cristalina.

En huida de alma

Las voces en los hogares en tono bajo,

que no se oigan las voces.

Guerra propia. Guerra ajena.

Guerra en la mañana. Guerra en la tarde. Guerra

en la noche, cuando el reposo debería

estar en su vuelo.

Y como un perfil autobiográfico, el cucho, el

abuelo,

caídos en una guerra de ideas huecas, falsas.

Y un tío se tuvo que tirar al monte apuntando de

barriga

a un blanco móvil humano.

Parte de familia aniquilada. Parte de familia

huyendo

en huida de lugar,

en huida de alma.

Y una obsesión. Regresa la obsesión:

la linterna y su rayo en la cara

al lado de la boca de un cañón

que amenazaba vomitar fuego como un dios de

terror,

visión gravada en mi mente de 3 años.

Después de esa noche encañonada,

la cucha en llanto y la abuela igual;

Eternos días de llanto, y la

sangre era la estrella de la escena.

Los ruidos no cogen la punta del olor

desplazado.

La cabaña del amor frente al mar de Arboletes (antología)
Helí Ramírez Gómez
Palabras Rodantes
Alianza Metro de Medellín y Comfama
2021