Universo Centro ha tenido corresponsales en lugares inimaginables. Originando desde Monrovia, capital de Liberia, durante una epidemia de Ébola. Narrando desde Orocué la vida de los menonitas gringos que llegaron huyendo de México. Pedaleando y escribiendo desde el Mato Grosso brasilero sin saber la ruta en el mapa ni en la siguiente página. Conociendo Moldavia luego de que un taxista pereirano en Madrid le recomendara su capital. Tomando fotos en Sudán a donde nuestro enviado llegó cuando ya había pasado el horror de 2004 y ya era hora de visitar los museos. Desde la República Centroafricana donde el corresponsal quemaba moño con los lugareños. En Busan, Corea del Sur, donde nuestro hombre se aburre caminando entre las academias de taekwondo. En las aulas de San Antonio de los Baños, Cuba, con la mirada de estudiantes de cine con un solo encuadre. Desde el Palatino, en Roma, cuando un adolescente vertido de punk roba con cuidado algunas ánforas luego de quebrar varias botellas de cerveza.
Todos esos viajeros arriesgados y generosos voltearon y escribieron sin que esta redacción se los pidiera, pagara o insinuara. Fueron y contaron por su cuenta, como lo han hecho otros tantos corresponsales de este periódico parroquial. Pero ha llegado la hora de sellar el pasaporte. Y como si fuéramos un medio con medios, tendremos un equipo de siete enviados especiales a Río de Janeiro durante dos semanas. Toda gente criada en el Antro de Redacción. Estaremos en reportería sobre fútbol, baile, cocina, economía popular, crimen, literatura de barrio, turismo barato, proposiciones y varios. El viaje hace parte de un proyecto de intercambios periodísticos que haremos junto a la gente de Voz das comunidades, un medio comunitario con gran audiencia en la favelas. Serán nuestros guías y anfitriones. Unos meses después vendrán a Medellín a mirar y contar algo de nuestros afanes, miedos, gustos, humos. De esos encuentros saldrán periódicos, exposiciones, canciones. Habrá deslumbramientos y decepciones.
Hemos oído hablar de semejanzas entre Río y Medellín: favelas y comunas cortadas por los mismos cables, dominio ilegal en las lomas y operativos militares, medios de transporte que se copian de una ciudad a otra, literatura de acera.
Nuestra redacción ha sido más del Centro que del universo. Esperamos traer desde Río un número completo con historias que revelen sin estridencias, páginas con arena y mugre, evitando hasta donde sea posible el tono de agencia de viajes, crónicas con buen tufo y buena mar. Así será nuestro próximo número para botar el capote en compañía de nuestros lectores. Solo aseguramos trasnocho y calle. Por ahora los dejamos con el primer número del 2025, mojen los labios con todo lo que tiene el 143, encuadren los ojos y terminen esas páginas que ya viene Río.