Maestro Arturo Hincapié
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Por Raul Trujillo
Maestro Arturo Hincapié. Artista.
Como por él mismo dibujado, el maestro Upegui luce para nuestro estilario todo en monocromía de grafito y carboncillo, en gama degradé de negro a gris. Es él, como ya hemos dicho alguna vez, otro ejemplo del artista que hace de sí su primera y elocuente obra, y de su apariencia el reflejo de una experiencia vivida por años en primera persona y posiblemente en singular.
Si aparenta ser bohemio es porque lo es y si un poco guerrero es porque también lo es. El arte que se exhibe en la calle a todos los que pasan se degrada ante un lector que tendrá que ser experto para reconocer talento y valor, ya que ni los clásicos espacios blancos de galerías, con luces diáfanas y ambiente controlado, ni los marcos ordenadores, ni los rebuscados títulos en los membretes, nada de eso está en el deambular. En la calle todo es asfalto y duro concreto animado por las gentes que el artista tendrá como espacio para existir y donde su sombra gris oscura tendrá que resaltar. He ahí la belleza del maestro al dibujar su versión de la realidad sin efectos especiales ni técnica digital.
De pies a cabeza su imagen refleja la errancia y el uso. El quepis de resistente cuero y posible origen marinero se hizo del salsero y callejero desde los días que referencia la serie Baretta en la violenta NY. Una nueva NY en espléndida emergencia cultural y creativa, que vio brillar a La Fania y todos sus Stars en las calles afrolatinas, la suma del nuevo poder étnico que transformaría la escena local. El poder negro, el black power, así se llamó al fenómeno de empoderamiento de la comunidad afrodescendiente en los Estados Unidos después de las marchas antirracistas y las leyes que luego demostraron la injusticia con la que la raza negra era sometida a la discriminación y el apartheid. Cuatro décadas después Suráfrica vibra y celebra su vigorosa negritud, pero en los 70 ya algunos hacían alarde de su ancestro portando el african look de enormes bolas de pelo ensortijado, afros que hace un año recordamos viendo a Michael de niño con una espléndida sonrisa que desde antes de la muerte nunca el decolorado rey del pop mostró mas.
Es una gran marca estética la raza y sería mentir decir que no importa y pesa en el prejuicio del otro al mirar y criticar. Entre nosotros, y ahora de nueva y póstuma moda pop, Fruco, Joe y muchos más dieron cuenta de este fenómeno tan particular en nuestra ciudad donde todos decían no ser racistas, pero dificultad le causó a algunos ver, con orgullo y hermandad, las nuevas expresiones afrochocoanas que se visibilizan.
El rostro enmarcado por una mota blanca refleja años y bondad, sin perder lo recio de la osamenta y el cuero, duros como ébano, mientras todo él pareciera estar siendo sometido por una fuerza que tira desde abajo, mayor a la de la gravitación, languideciendo la silueta en un gesto de absoluta confianza en su amigo, el que hace el click para la posteridad. También de cuero, cinto, bolso y carpeta que deben durar y aguantar. Las prendas salen el armario de lo básico y entre formal y clásico nunca dará mas de qué hablar de su talento creativo con su apareciencia, que la evidencia de su arte cual insignia en pública oferta, lleva en su andar.