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Por Ariel Ávila
Luego de la encuesta de Invamer que salió hace algunos días se pueden sacar dos grandes conclusiones. Por un lado, nadie ganará solo la presidencia, todos los candidatos y candidatas necesitan amplias coaliciones desde la primera vuelta presidencial. La segunda conclusión es que si bien los candidatos de izquierda y centro son los más fuertes, la derecha también tiene altas posibilidades de quedarse con la presidencia. La derecha no tiene buenos candidatos, pero sí una muy buena ruta.
Hasta el momento se dibujan tres grandes coaliciones, aunque podrían ser más. Por un lado, la izquierda de Gustavo Petro ha diseñado una consulta en la que, además de él mismo, participarán la lideresa social Francia Márquez; el candidato presidencial del Polo Democrático, Alexander López, y posiblemente el exalcalde de Ibagué Guillermo Alfonso Jaramillo. Una consulta diseñada para que la gane Petro. Sumado a eso están creando una fuerte lista al Senado con la que, según especialistas, podrían sacar entre doce y quince senadores. La consulta de la izquierda puede lograr cuatro o máximo cinco millones de votos. En el centro-izquierda y centro participarán Angela María Robledo, Jorge Enrique Robledo, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, probablemente Humberto de la Calle, entre otros. Esta consulta también podría lograr cuatro o máximo cinco millones de votos. El problema lo tienen en la posibilidad de crear una lista de coalición única, si lo logran su votación también sería alta.
Por último, en la derecha están apostando a una gran coalición que han denominado Alianza Republicana, que tomará desde el centro-derecha hasta la extrema derecha. Allí estarían Alex Char, Federico Gutiérrez, un candidato de los sectores radicales evangélicos, el candidato del uribismo y el candidato o candidata del partido Conservador. Como se ve, todo el espectro de la derecha. No quedaría nadie por fuera. Esto significa que la derecha llegaría unida para la primera vuelta presidencial y su consulta en el mes de marzo podría sacar más de cinco millones de votos, incluso seis millones; por ende, saldrían disparados y estarían, de forma segura, en la segunda vuelta.
Todo ello trae dos premisas. Por un lado, el escenario en el que Petro y Fajardo estén en segunda vuelta es inviable, o mejor, imposible, pasará el candidato de la derecha y otro más. En segundo lugar, en un escenario de segunda vuelta nadie gana solo, cualquiera que pase, requerirá sumar muchos apoyos.
Esto lo que significa es que si pasa Petro a segunda vuelta necesitará los votos de los verdes, Fajardo y, en general, el centro. Si pasa Fajardo, necesitará los votos de Petro. Pero, incluso, sumando esos apoyos no les alcanza, requerirán negociar con sectores urbanos de las élites nacionales y regionales tradicionales, por lo menos, con el partido Liberal y es posible que con sectores de Cambio Radical.
De ahí que la agresión política entre petristas, verdes y fajardistas no hace más que impedir y profundizar divisiones que impedirán la alianza en segunda vuelta. Tal vez, el último capítulo del enfrentamiento se vivió con la salida de Angela María Robledo de la Colombia Humana y su posible ingreso al Partido Verde. Los ataques fueron demoledores. Igualmente, la política de vetar alianzas no hace más que dificultar coaliciones en el futuro. Nadie gana solo.
Para la primera vuelta presidencial es prácticamente imposible una coalición de centro, centro-izquierda e izquierda. Sin embargo, el acuerdo debe ser para la segunda vuelta, bajo la regla de que sin importar quién pase todos los demás lo acompañarán. Es decir, si pasa Petro, los verdes, Fajardo, los socialdemócratas deben acompañarlo. Si el que pasa es Fajardo, entonces Petro y compañía deberán a acompañarlo. Para lograr eso se requiere una estrategia de diálogo, pero sobre todo que los militantes y bases políticas de ambos proyectos no se agredan y ahonden las diferencias.
Los dirigentes políticos progresistas deben entender que solos no van a ganar, necesitan al resto y para lograr dicho apoyo requieren grados importantes de humildad política. Por primera vez en la historia de Colombia las fuerzas alternativas y progresistas tienen la oportunidad de ganar, pero están cometiendo todos los errores posibles para dejar escapar esa oportunidad. En todo caso, aún falta más de un año y cualquier cosa puede pasar.